martes, 7 de septiembre de 2010

¿QUE SE OCULTA TRAS LAS ESTELAS DEL CIELO?


Algo está ocurriendo en el cielo a espaldas del ciudadano

Desde hace unos años a esta parte, es frecuente ver en nuestros paisajes, tomas de video, fotografías o estampas, una serie de estelas en el cielo de muy diversas formas y posiciones, desde líneas perfectamente trazadas y visibles, discontinuas, en zigzag, desordenadas en todas las direcciones, hasta en cuadrícula como si un gigante quisiera jugar a las tres en raya en el tapete azul del cielo. Pero lo curioso y tal vez lo inquietante, es que estas estelas en lugar de desaparecer de forma casi instantánea como lo que vemos en algunas de estas estelas dejadas por aviones comerciales, es que permanecen en el tiempo, horas enteras y cada vez se van ensanchando hasta cubrir el cielo con unas nubes delgadas, blanquecinas, que se van juntando con otras y donde antes veíamos un cielo despejado, horas después nos encontramos con un cielo cubierto por delgadas nubes.


¿Son estas estelas producto de un plan a nivel global en la lucha contra el cambio climático? Si es así..¿Por qué lo ocultan a la sociedad? ¿Con qué derecho intentan alterar el clima que puede en algún momento escaparse al control humano y originar algo peor de lo que se intenta combatir? Si no es así...¿qué son entonces estas estelas que permanecen horas en el cielo y que se expanden? Vapor de agua no, se evaporaría rápidamente....entonces..¿Qué pueden ser? ¿Pueden contener sustancias químicas que posteriormente caigan a las ciudades y campos? ¿Pueden ser metales pesados? Estas preguntas y muchas más, son las que indudablemente cualquier persona puede preguntarse ante el silencio que rodea este misterio.


Algunas administraciones, instituciones y empresas están desarrollando una nueva “ciencia”, la geoingeniería. Esta consiste en la manipulación del medio ambiente a escala global para provocar cambios que contrarresten los daños ambientales producidos por el ser humano a través de su actual sistema de vida, sin que este mismo sistema tenga que cambiar, reciclarse o modificar esas agresiones que originan el cambio climático. Una forma cómoda de quitarse el problema sin renunciar al actual beneficio de la globalización y encima sacar beneficios y rentabilidad en los nuevos mega-proyectos de la geoingeniería industrial.



Edward Teller, físico y padre de la bomba de hidrógeno, en un reportaje del Wall Street Journal de 1997, anunció que estaba a favor de inyectar partículas en el cielo que disgregasen la luz del sol en la estratosfera para evitar el calentamiento global. Paul Crutzen, Premio Nobel de Química, en agosto del 2006, propuso hacer un experimento consistente en desarrollar en la estratosfera películas de azufre para evitar que parte de la energía solar llegase a la Tierra. Quería lanzar con cañones, sulfuro de hidrógeno. Por oxidación, se forma dióxido de azufre, del cual, a su vez, también por oxidación se crean partículas de ácido sulfúrico. Pero..¿Estas mentes pensantes pensaban en las consecuencias que podrían originar en la salud de todas las personas? ¿Consideraban a las poblaciones víctimas colaterales de sus extravagantes ideas? ¿Pueden ser las estelas del cielo el desarrollo real de las tesis de estos supuestos científicos que les importa un bledo la vida de los demás?.


Miguel Jara ha escrito un libro muy interesante e instructivo, que nos abre los ojos ante la manipulación de nuestra salud por las farmacéuticas titulado: La salud que viene: Nuevas enfermedades y el marketing del miedo. En el mismo contiene un capítulo que trata sobre la geoingeniería titulado: Escrito en el cielo. El planeta de la eterna primavera. Nos desvela muchísima información sobre las estelas. Bien es cierto que por ahora no se ha podido llegar a una conclusión final de lo que está ocurriendo en nuestros cielos. Pero seguramente no vamos mal encaminados. Algo ocurre y esas estelas sean lo que sea, están originando problemas de salud y no son normales. Y lo que es peor, esas estelas se encuentran ya en numerosas partes del mundo.


Pero sin duda las pruebas siguen llegando con claridad. Miguel nos lo desvela en su libro. Un estudio de 944 páginas realizado por un panel de científicos e investigadores denominado Implicaciones de la política del calentamiento por efecto invernadero: mitigación, adaptación y base científica, fue publicado en 1992, cinco años antes de la cumbre de Kyoto. En el manual hay científicos y empresas implicadas. Se muestran costes de aplicar los proyectos de geoingeniería, fórmulas matemáticas y químicas y explicaciones exhaustivas sobre cómo llevar a cabo los mismos. Incluye ademas argumentos sobre la reclutación de gobiernos extranjeros, la adquisición de materiales y la fabricación de compuestos aerosoles. Y esto es lo más sorprendente: el trabajo argumenta que la manera más eficaz de mitigar el cambio climático es la pulverización en la atmósfera de aerosoles reflectantes, para lo que se utilizarían aviones, tanto comerciales como militares. Este método de mitigación de los efectos del cambio climático tiene como objetivo crear un escudo en la atmósfera del planeta para conseguir que aumente el albedo (reflectividad) de la Tierra. Se utilizaría para ello aerosoles compuestos de aluminio u óxido de aluminio y óxido de bario, así como productos químicos que generen ozono en la atmósfera.


Es decir, que en lugar de rectificar nuestro comportamiento, estudiar la forma de reducir nuestro daño al medio ambiente sin perder la calidad de vida, lo que hacen estos eminentes científicos, apoyados por empresas con grandes intereses por los beneficios que pueden adquirir de tan tamaña empresa, es modificar el clima a escala planetaria. En ese mismo informe, nada viene de la problemática del aluminio y otros compuestos químicos al caer al suelo, a las ciudades, al ser respirados por la población, en los cultivos, en el agua. ¿No han pensado que para solucionar un problema pueden nacer muchos otros que actúen de forma irreversible contra la salud de las personas?. ¿Nos están fumigando, envenenando sin que nos demos cuenta? ¿Por qué callan los políticos? ¿Qué sustancias hay en esas estelas del cielo que aparentemente son inofensivas?


Pero nada de esto es nuevo. En 2006 salió publicado en los medios nacionales, que la Comunidad de Madrid estudiaba un método israelí para provocar lluvias con aviones, bombardear las nubes. Esperanza Aguirre, Presidenta de la Comunidad declaró a los medios de comunicación que : “este invento podría aplicarse en un futuro a Madrid”. ¿Así sin más? ¿Sin saber las consecuencias en detrimento al medio ambiente y la salud de las personas? Estas ideas tomadas a la ligera y sin un razonamiento lógico, el forzar cambios climatológicos forzosos a través de tecnologías, bombardeos o fumigaciones de sustancias químicas, puede llegar a unas consecuencias globales impredecibles y el que los políticos encima animen esta clase de prácticas industriales, es de una irresponsabilidad que raya la dictadura ocasional de un cargo.


El Ministerio de Medio Ambiente alemán se vio obligado a reconocer en el 2004, que investigaba sobre la posibilidad de cambiar el clima y que había desarrollado ciertos experimentos científicos para hacerlo. Los habitantes de una zona del país denunciaron que sobre sus cabezas volaban escuadrones de aviones y que dejaban sospechosas estelas químicas. El Gobierno alemán tubo que abandonar estas prácticas.


Hechos como los expuestos, se cuentan por cientos. En Argentina se provoca lluvias para que no lleguen a granizo por empresas privadas y fumigaciones en las nubes.


China, expertos en el clima.


Las Autoridades chinas no se andan con tapujos o mentiras. Tienen una “Oficina de Modificación del Tiempo” y detrás de ella, todo un departamento al servicio de la nación. Su responsable anuncia que hay que darlo todo para lograr la lluvia y sobre todo en las épocas de sequía. De esta forma, tienen preparados siempre numerosas baterias con cartuchos de compuestos químicos y cuando se hace necesario y las condiciones son las ideales, atacan al cielo para producir descargas de agua o bien depejar nuebes que puedan amenazar cualquier evento.

El 8 de agosto de 2008, el cielo pekinés era bombardeado con 1.110 cartuchos de yoduro para asegurar una noche clara durante la inauguración de los Juegos Olímpicos. De forma más reciente ha vuelto a poner en marcha su artillería meteorológica para despejar las nubes y poder lucir un desfile militar que conmemoró el 60 cumpleaños de su renacer comunista.

El 29 de noviembre del 2009, en Pekín y en solo 24 horas se pasó de un día primaveral que se podía pasear con mangas de camisa, a una espesa nevada que cubría de blanco la ciudad, en medio de un fuerte viento que tumbó árboles, descendiendo las temperaturas a tres grados bajo cero. Aprovechando la prevista disminución del termómetro, la Oficina de Modificación del Tiempo bombardeo el cielo como si de un ataque aéreo se tratara provocando la caída de la nieve. 186 dosis de yoduro plata, una sustancia catalizadora que libera hidrógeno, entró en contacto con el oxígeno de la atmósfera, aceleró la lluvia y cuajó en hielo y nieve en cuanto el mercurio bajó por la noche a los cero grados.

Por todo ello, se sabe que en muchos países se está modificando el clima por conveniencias de una forma irresponsable y sin que se sepamos las consecuencias que ello nos puede acarrear a corto o largo plazo.


Jacques Cousteau



El gran explorador marino Jacques Cousteau, además de enseñarnos los secretos y las maravillas del mar, de acercarnos a sus criaturas, de comprender el frágil ecosistema marino y la necesidad de su conservación y protección, nos dejó un gran legado a la humanidad, unas palabras y pensamientos que fueron publicados a título póstumo, pero en el que había trabajado durante dos años, como si presintiera que su fin estaba llegando. Este legado es un libro titulado “Los humanos, las orquídeas y los pulpos”. Critica duramente a los políticos por no respetar el medio ambiente y ser marionetas de multinacionales que sin control alguno, realizan sus actividades en perjuicio de la humanidad.

El ha dejado escrito, que los tecnócratas nos están convirtiendo en temerarios. Los juegos de azar que nos imponen a menudo (como el jugar con el clima), ponen en riesgo nuestra seguridad en beneficio de metas que no hacen avanzar la causa humana, sino que la socaban. Al apostar nuestras vidas con sus planes, quienes nos gobiernan no cumplen con el mandato de una sociedad democrática, sino que lo traicionan. No nos ennoblecen, sino que nos convierten en víctimas. Y, al consentir riesgos que han tenido como consecuencia daños irreversibles para el medio ambiente, nosotros mismos no sólo renunciamos a nuestros propios derechos como ciudadanos. También victimizamos a los niños del futuro, indefensos, sin voz y sin voto.


Cousteu escribe que la industria utiliza de manera habitual decenas de miles de sustancias químicas. De todas ellas sólo se ha comprobado los efectos sobre la salud de aproximadamente un 20 por 100 de los productos de uso diario. Sino sabemos nada sobre los efectos individuales de miles de sustancias químicas ¿cómo puede alguien predecir los efectos que pueden tener una vez mezclados, en innumerables combinaciones, en el aire y el agua donde los rociamos, emitimos y vertimos?



La ciencia descubre. La tecnología ejecuta. El hombre se adapta. ¿Es ése el “progreso” que queremos comprar con la moneda del riesgo humano? ¿Son la sumisión y la resignación las metas por las que debemos jugarnos la vida o la vida de nuestros hijos?.


Jacques aclara que ningún periodista que se precie puede considerar noticia el hecho de que los gobernantes mientan y que la gente lo sepa. Lo sorprendente, lo terrible, es que la gente sepa que sus gobernantes mienten y no hagan nada al respecto. El problema de la democracia moderna no es que la gente haya perdido el poder que tenía, sino que haya dejado de valorar en su justa medida el poder que posee. Lo seres humanos aún tenemos que comprender la enormidad de lo que estamos haciendo: en un segundo geológico, estamos deshaciendo complejidades que tardaron una eternidad en crearse.


Sus palabras deben ser el despertar de la conciencia política.


Geoingeniería, un toque de atención


A pesar de todo ello, el Organismo Subsidiario de Asesoramiento Científico, Técnico y Tecnológico de Naciones Unidas, establece que “ninguna actividad de geoingeniería relacionada con el clima tendrá lugar hasta que haya una base científica adecuada para justificar tales actividades. Pero…. ¿y si existe un equipo de científicos que justifica la actividad? ¿No es preferible estudiar primero las consecuencias que podrían derivarse de una intervención del clima en el que no podemos controlar? ¿Quién va a controlar estos experimentos? ¿Con que derecho pueden jugar a ser Dioses con unos elementos que jamás podrán ser domados por el hombre por mucho que se empeñe? ¿Pueden ser la estelas una de esas justificaciones de cara al cambio climático?

Sin embargo los defensores de la geoingeniería se cuentan por cientos, se agrupan y no cabe duda de que tienen hasta lobbys en el Parlamento Europeo para que se dicten leyes a su conveniencia. La manipulación de políticos es global mientras no cambie el sistema actual de gobernar.


Naomi Klein escritora canadiense exclama: ¿Cómo se atreven a reclamar el derecho a bloquear el sol, a pintar las nubes, a cambiar la química del océano?. Miren cuánto petróleo se derramó en el Golfo de México. Si hay alguna lección de este desastre es que no podemos controlar los efectos de nuestra tecnología y nuestra tecnología no es capaz de remediar las perturbaciones de la tierra que nosotros mismos desatamos.


Recientemente la cadena de TV Cuatro ofreció un reportaje de tres minutos sobre la geoingeniería. En él, Raquel Duva de los informativos desveló a los espectadores la posibilidad de que las estelas nubosas que vemos en el cielo durante los últimos años sean lo que multitud de científicos han descrito: proyectos para combatir el cambio climático por medios tecnológicos.


Si es así, y todo induce a que si, se está cometiendo un grave perjuicio contra la humanidad, contra la democracia, contra la libertad de las personas y se esta poniendo en peligro no solo la salud de las personas, sino la propia existencia del bienestar común de la humanidad. Lo que se haga para manipular el clima, que es un sistema global independiente y ya esta tocado debido a la deforestación y otras causas humanas, no es ni nunca podrá ser, competencia de unos o de pocos países, es problema de todos. Hablar de “legislación nacional” es simplemente una coartada para justificar experimentos que seguramente tendrán impactos dramáticos en otros países, incluso muy lejos de donde se inicien.


Una de las propuestas de geoingeniería que más se impulsan actualmente, es la inyección de nanopartículas azufradas en la estratosfera, para crear sombrillas gigantes que tapen los rayos solares. David Keith, un entusiasta de la geoingeniería, consiguió recientemente que se le publicara un artículo pretendidamente serio sobre el tema, en la revista Nature. Ellos saben que las partículas inyectadas caerán posteriormente, causando daños similares en mar y tierra, además de muerte prematura de miles de personas. Paul Crutzen, Nobel contestó a estas advertencias que también el cambio climático amenaza la vida de la gente.


La geoingeniería es un plan de los mismos gobiernos y empresas que han provocado el cambio climático, para convencer a la sociedad que podrán resolver el desastre con un “plan B” que traerá más y nuevos riesgos que lo anterior, pero les permitirá mantener sus privilegios mientras vivan. Las generaciones futuras les dan igual. Ellos ya no estarán. Sin embargo no debe existir el plan B. Los ciudadanos no se lo podemos permitir y si no protestamos la culpa recaerá en nuestro silencio como bien nos dejo dicho Jean Couteau “no podemos perder nuestro poder”.


El peligro cae de los cielos: Lluvia nanobacteriana.


Cuando las Fuerzas Aéreas de USA empezaron a analizar la estratosfera, en los años 60, obtuvieron asombrosos resultados. Se han encontrado bacterias, esporas de hongos y virus desconocidos en la superficie de la Tierra. También se encontraron otras formas de vida más pequeñas que las bacterias. El descubridor de esas “nanobacterias”, como las ha llamado el Doctor Fol., las describe como la mayor población, hablando numéricamente, de nuestro planeta, en los siguientes términos: “Estas son una forma diminuta de bacterias, que tienen 1.000 veces menos volumen que una bacteria normal y son varias veces más numerosas que aquellas”. Como estas supuestas estelas que amenazan nuestros cielos se extienden sobre áreas de mucha población, donde los cambios de temperatura son mayores y se necesitan con más urgencia un enfriamiento de la Tierra (al menos en opinión de Highes Aeroscope), hemos de asumir que las estelas químicas invadidas de partículas, poco a poco bajaran al suelo y junto a esos habitantes de la estratosfera que les han sacado de su ecosistema, entraran en contacto con los pulmones de los seres humanos. Nuestro sistema inmunológico puede que no los reconozca y la falta de resistencia pudiera conducir a una amplia variedad de enfermedades. Puede ser, no que suceda. Pero el silencio administrativo hace que las especulaciones aumenten. El peligro está presente. Uno más añadido a los muchos existentes realmente.


Aluminio


Sin embargo el problema se agrava. De un tiempo a esta parte y dicho por personal que recoge las mediciones atmosféricas que analizan el tanto por ciento de las gramíneas y otras sustancias de nuestra atmósfera que respiramos, en diferentes estaciones distribuidas por la ciudad y el campo, advierten que se viene observando un gran aumento, superior al límite autorizado (si es que debería de existir límites pues lo ideal es 0) de partículas de Aluminio y otros metales pesados.


Por trabajadores de campo del Ministerio de Medio Ambiente han observado que el gorrión, el típico pajarito que revoletea en todos los campos y áreas urbanas, está desapareciendo. Sus poblaciones están experimentando un fuerte declive. El gorrión es sensible al medio donde vive. ¿Qué les está ocurriendo? Por el momento no hay explicación. Son muchos misterios coincidentes en el tiempo. Estelas, alto índice de partículas de aluminio, poblaciones de gorriones que disminuyen…..¿Qué ocurre en nuestros cielos?


En California, un productor de energía solar, notaba que la producción energética bajaba cuando en el cielo se cubría con estelas de los aviones que lejos de desaparecer, se ensanchaban formando una capa de nube. Los paneles solares no rentaban tanto como cuando el cielo estaba totalmente despejado. Más tarde comprobó que en sus placas solares, se observaba un polvillo. Recogió muestras del mismo y los llevó a analizar. Esto iba a ser el comienzo de una cadena de datos alarmantes y pruebas. El polvo estaba lleno de aluminio y bario, con una concentración extremadamente alta para estos productos químicos en el área del condado de Shasta que además correlacionaba con los resultados de muestras de otras localidades de la zona. Sin embargo, cuando las estelas aparecen, el rendimiento de sus placas es menor y tiene claro que las consecuencias son debidas a esas estelas que permanecen en los cielos.


Aquí no es California. Pero las partículas de aluminio han aumentado como en California y como en todos aquellos lugares donde posiblemente las estelas del cielo actúen con su misterioso baile a la vista de todos. Y…..los políticos callan, los científicos oficiales esconden sus cabecitas en los agujeros para contar los huevos de los avestruces si es que los ven y los tecnócratas no vacilan en actuar sin importarles la biodiversidad de nuestro planeta. Un planeta único y sin recambios.


¿El aluminio puede ser la causa del aumento del Alzeimer cada vez más extendida en la sociedad?


Enfermedad de Morgellons


Es una enfermedad nueva, al menos así lo parece. Muchos médicos no han oído hablar de ella, pero en Estados Unidos parece ser que se está extendiendo de forma preocupante. La doctora Hildegarde Staninger, que efectúa unas declaraciones por la red en Youtube, comenzó hace años a estudiar los orígenes de una enfermedad extraña y que iba en aumento en cuanto a afectados. Sus estudios los llegaron a Organismos Oficiales de la Sanidad norteamericana y llegó a la conclusión de que la enfermedad llamada morgellons tenía su origen en las estelas de aviones.


Según esta doctora, la enfermedad es silenciosa, inteligente y cuando ataca a su víctima se siente como si tuviera piezas de cristal por todo el cuerpo. 150 veces más pequeña que los virus (se les conoce como virones), es invisible al ojo humano. Todo indica, según ella, a que es obra de la manufactura del hombre, ya que los materiales microscópicos que forman parte de las fibras y filamentos de los morgellons, se emplean en fármacos de última generación, químicos y biomateriales, nervios artificiales, etc.



Las Autoridades deben tomar cartas en el asunto y asegurar que las estelas de los aviones no son perjudiciales, realizar controles exhaustivos de las partículas en suspensión y ver el origen de las mismas. Los organismos oficiales están creados para servir a la sociedad y no al poder económico o a las multinacionales. En numerosas ocasiones se disparan los niveles máximos de ozono en las ciudades y se ocultan los datos o no se da la alerta a la población como está legislado. Vivimos con una serie de reglamentos y leyes que sólo sirven para sancionar al ciudadano, mientras que el político tiene la patente de corso de no cumplirla cuando le interese. El Ministerio de Sanidad tiene la absoluta obligación de velar por la salud de los ciudadanos y sin embargo no lo hace porque tiene un único objetivo: el interés de su partido y de las multinacionales. ¿Qué consiguen con su silencio? ¿A quién quieren engañar como ha ocurrido con la Gripe Aviar que ha sido una de las mayores estafas a los ciudadanos del mundo? Debemos de tomar decisiones propias, actuar con responsabilidad y no votar a ningún partido político hasta que no cambie el actual sistema político, basado en el engaño al ciudadano, la especulación, los sobresueldos y la mentira.


No cabe duda que las estelas de los aviones no es vapor de agua. No cabe duda que permanecen horas en el cielo, se van extendiendo y juntándose con otras, formando una capa de de nubes, una delgada película blanca que permanece en el cielo. ¿Con qué fin? ¿Qué contienen? ¿Qué función? No cabe duda que debemos mirar más al cielo y hacer preguntas a nuestros responsables políticos, preguntas con respuestas claras. No cabe duda que algo realmente grave está pasando en nuestros cielos con consecuencias catastróficas.


Lo aviones perturban el equilibrio climático


Independientemente de que las estelas en el cielo dejadas por los aviones, sean químicas o producto de una geoingeniería a nivel global para intentar combatir el efecto invernadero, los miles de aviones que surcan nuestro espacio aéreo, son responsables de añadir leña al fuego climático, de contribuir con sus motores el acoso de nuestro Planeta, de hundir el equilibrio de armonía que siempre ha imperado entre el cielo y la tierra.



Hasta ahora, sigue diciendo Cisneros, no se han puesto más límites al desarrollo de la aviación que los que imponía el mercado del transporte. Existen razones medioambientales objetivas para que esta situación no continúe. Estas razones se resumen en dos fundamentales:


-La aviación constituye la principal contaminación antrópica de la estratosfera.


- Las repercusiones de la contaminación de la estratosfera tienen alcance planetario.


Si se quiere limitar la contaminación estratosférica y corregir los graves desequilibrios que, en consecuencia, están produciéndose en nuestro planeta, es necesario limitar la contaminación producida por los aviones, reduciendo el número de vuelos y la altura máxima de éstos, de manera que garanticen unos niveles máximos de contaminación estratosférica, tal que pueda ser absorbida por los mecanismos naturales de regeneración de la atmósfera. De la misma manera, hay que estimar los máximos vertidos contaminantes que, procedentes de los aviones, puede aceptar la troposfera sin que se produzcan alteraciones locales o planetarias.

Para Cirneros en contaminación es necesario introducir el concepto de límite máximo planetario admisible que pueden aceptar los diversos sistemas, si queremos preservar este tipo de equilibrios extendidos en todo el planeta.


Sean las estelas del cielo fumigación química dentro de un programa de geoingeniería oculto a la sociedad o bien producidas por contaminación de los vuelos aéreos, una cosa u otra, la situación requiere suma atención por parte de las Autoridades competentes y el silencio que suelen originar este tipo de problemática por parte de los políticos, no es democrático y está en clara complicidad con las multinacionales.


Tenemos que mirar más al cielo y preguntar a los responsables y dirigentes de esta sociedad, que es lo que nos está cayendo de arriba. No permitamos una vez más que nos estafen y nos mientan como lo ocurrido con la ya famosa Gripe A. El mundo, los ciudadanos tienen derecho a saberlo todo, el planeta es de TODOS y cualquier alteración que se haga al mismo, repercute a TODOS, por lo que no se puede jugar con la vida de las personas. Nuestros dirigentes y multinacionales son responsables del cambio climático, se creen tener el poder absoluto y mientras estemos dormidos, así será. Debemos despertar de nuestro éxtasis democrático y comprender que estamos en dictaduras basadas en leyes que han sido aprobadas por ellos mismos, para sus intereses y conveniencia. Quieren tener una sociedad gobernada en el miedo, una sociedad infantil que aún no ha aprendido a valorar la razón de su existencia. Dejemos de ser niños que eso es lo que les importa a ellos para manejarnos y llevarnos a donde quieren, y pasemos a una sociedad joven, responsable, con un sistema político justo y adecuado, diferente al actual.


No podemos quedarnos tranquilos viendo estelas artificiales en el cielo. No podemos consentir que cambien la belleza y el paisaje de nuestros campos, de nuestra casa sin que nos pidan permiso. Debemos de ser conscientes que sólo tenemos una vida y que esa vida la estamos viviendo en un planeta bello pero a su vez frágil, lleno de agresiones procedentes por políticos ineptos y un poder económico que sólo ama las ganancias. La conservación de nuestro planeta depende del esfuerzo de todos.


PEDRO POZAS TERRADOS (NEMO)

Fotografias Pedro Pozas T.