Carta de Carmen Paris como respuesta a la peticion de “Coalición por el clima” de participar con su firma a esta iniciativa
A LA INICIATIVA DE COALICIÓN POR EL CLIMA
En respuesta a su petición de mi apoyo a esta iniciativa, he de comunicarles que lamento no poder hacerlo sin entrar en conflicto frontal con mi saber empírico, y mis conocimientos : ¿cómo es posible que en una tan representativa (y amplia) coalición social en la que hay científicos y universidades por el clima y Greenpeace, no sea el primer punto del decálogo exigir al gobierno que cesen de inmediato las campañas de fumigación atmosférica mundial con química, metales pesados y otros venenos?, ¿qué científicos son esos que no miden ni observan lo que yo, que sólo estudié ciencias hasta el nivel de C.O.U?.
Aviones especiales similares a los comerciales, blancos o grises pero sin letras ni números que los identifiquen, sobrevuelan nuestras ciudades y campos, muchas veces en formación (ej.: 2 volando paralelos de abajo hacia arriba en total vertical y al poco un 3º por la derecha corta horizontalmente las estelas verticales y al poco un 4º por la izquierda), con trayectorias (giros de 90º, curvas bruscas, etc.), altitudes y filigranas que no corresponden a aviación comercial ni es normal que coincidan hasta 5, 6, 8 o más aviones en el campo visual de un observador rayando mañana, tarde y noche nuestros cielos CASI TODOS LOS DÍAS DESDE HACE AÑOS con unas estelas que no se borran y se van extendiendo y van deformando las nubes naturales dando lugar a nunca antes vistas formaciones en las que se observan iridiscencias o líneas rectas y ángulos u ondulaciones en esas falsas nubes con un patrón de repetición regular, etc. y que por tanto no son vapor sino sustancias en suspensión. El vapor de una estela de condensación no perdura más allá de unos minutos y según la definición de “estela de condensación” de la NASA, éstas se forman raramente a partir de 8kms. de altitud con una humedad superior al 70% y a una temperatura de menos de 40ºC bajo cero y se forman por el contacto del calor de las turbinas con esas condiciones. Dada la extrema sequedad del medio ambiente en Madrid y que estos aviones se ven a simple vista y con prismáticos al detalle (es decir, que vuelan a muy baja altura), que me explique algún científico del clima este fenómeno paranormal documentado en la mayor parte del planeta.
No puedo creer en las religiones de “El Cambio Climático según Al Gore” o “según el IPCC” o “según Kyoto”, pues ya hemos visto como este protocolo, en lugar de reducir las emisiones, puso en marcha el mecanismo de recompensar a los contaminadores asignándoles derechos sobre la atmósfera para así mercadear con las emisiones, gravando, por tanto, a los países en vías de desarrollo. Y además les decimos que tienen que desarrollarse de manera “humana y sostenible” a diferencia de nosotros, que lo hacemos depredando. Como dice una canción cubana: “haz lo que yo digo, no lo que yo hago”.
Las emisiones de CO2 que provoca la energía sucia con la que funciona nuestro modelo energético, contaminan la tierra y sus formas de vida brutalmente pero no son las causantes de las anomalías meteorológicas que estamos viviendo, ni me parece de recibo transmitir constantemente a las poblaciones que los ciudadanos somos los que generamos este cambio por consumir coches, combustible, electricidad, gas y carbón, que es lo que nos han impuesto por la fuerza tanto corporaciones energéticas como Administraciones Públicas y organismos internacionales. Ellos son los máximos responsables de prospecciones petrolíferas, explotación salvaje y depredadora de minería, agricultura, ganadería, pesca (arrasando los fondos marinos con la técnica de arrastre), acuíferos y bosques. Y encima les pedís que reduzcan el transporte motorizado. Eso es lo que harán tras el circo de Copenhague, limitar aún más la movilidad de los ciudadanos (con la excusa de ahorrar) y ENCULARNOS (así, literal y mayúsculo) una serie de “impuestos verdes” que irán a parar, una vez más, a las arcas de los más contaminadores quienes seguirán obligándonos a funcionar con sus energías contaminantes y a la vez, penalizándonos por ello.
Pide vuestro decálogo que aparte de la limosnica pa’ el “desarrollo” haya también una limosnica para que puedan realizar “políticas de adaptación” (¿adaptación a qué? ¿a no desarrollarse como nosotros ni permitirles que se desarrollen con sus propios recursos ya que los explotan otros países?), cuando por lo que hemos de clamar, si queremos salvar el planeta, es por la soberanía energética, de recursos naturales, alimentaria y en políticas agrarias y de salud de los países.
Lo mejor que se puede hacer por los pueblos “empobrecidos” en vez de la demostrada ineficacia de seguir dándoles limosna, es dejar de expoliarlos y cesar la financiación de guerras, guerrillas y terrorismos desde las corporaciones explotadoras, gobiernos y FMI, OMS, OMC y Banco Mundial, etc. Detener la manipulación del clima con geoingeniería (así la llaman) provocando sequías y hambrunas o inundaciones o terremotos y huracanes, etc. y dejar de imposibilitar la existencia del campesinado mundial y de la agricultura tradicional con monocultivos intensivos de transgénicos, inmorales patentes de semillas y sus letales pesticidas asociados.
Constato, desde hace tiempo y cada día, que la mayoría de la gente no mira apenas al cielo, ni aplica el sentido común, ni se hace preguntas pero, si os parece una “marcianada” lo que os cuento de las operaciones de control climático, podéis preguntarles a los de Greenpeace que saben bien de ellas, sólo que cuando les pregunté, hace meses, que por qué no las denuncian me contestaron que es que hay muchas prioridades y no pueden atender todas y al insistir yo en que todas esas prioridades y más, están siendo empeoradas (y muchas, generadas) por este envenenamiento masivo con química y metales en suspensión combinados con emisiones de ondas (electromagnéticas, estacionarias o escalares) la respuesta fue que Greenpeace es activista del medio ambiente y no de la salud (¡¡!!). Y ahí están, entre los integrantes de esta coalición por el clima de cara a la Cumbre de Copenhague, y desperdiciando otra ocasión de oro para denunciarlo de una vez.
El decálogo, al igual que hacen los de la Cumbre, desvía el foco de atención y lo centra y reduce a una cuestión de dinericos pa’quí y pa’llá y a vagos y sospechosos conceptos como “transferencia de tecnología” (¿transferir con el sentido de vender?, ¿cual tecnología, la de las energías insostenibles?), “medidas de transición justa” (¿transición hacia qué?), o llamar al impacto ecológico “huella ecológica” (?)que aparenta menor daño, o poner como causantes del cambio primero a los ciudadanos y luego a las empresas cuando son éstas las que más destrozan y contaminan y encima nos imponen su modelo basado en el falso y caduco paradigma de “energía limitada, cara e insostenible” como son el petróleo, las centrales nucleares, el carbón, el biocombustible hecho con alimentos y otras “renovables” que digan ellos, los amos del calabozo, para que nosotros “libremente” escojamos energía.
No puedo apoyar una iniciativa por el clima que no contenga la denuncia de la manipulación climática deliberada con fines militares y económicos (silenciada con la connivencia de gobiernos, organismos y medios de comunicación) y que no exija la disponibilidad para el mundo de la tecnología de energía libre (secuestrada desde hace decenas de años).
¿Nadie en la coalición ha oído hablar de Nikola Tesla al que se le debe además de la bobina Tesla, el haber descubierto y llevado a la práctica la energía radiante que se puede extraer del ambiente y se comporta como la electricidad pero por menos del 1% del coste de ésta? También se descubrió hace tiempo la fusión fría que es muchííísimo más barata y limpia que la fisión nuclear. También se descubrió ya un motor accionado por imán permanente, y también el de implosión/vórtex y muchas otras tecnologías que tienen en común ser limpias, ilimitadas y baratas y por ello han sido sistemáticamente ocultadas al saber general con muy oscuros manejos ya que esto significaría el fin de los privilegios de los pocos que tienen la sartén por el mango, el fin de su expolio, monopolio y control sobre la humanidad y permitiría la soberanía energética de los países y la solución a muchos problemas medioambientales y humanos.
Este pasado sábado, como muchas mañanas, había una terrible peste química al salir a la calle que suele irritarme las vías respiratorias y los ojos y la piel. Pero en esta ocasión era más concentrada de lo habitual y me produjo tos y arcadas crecientes, cada vez que cogía una bocanada de aire entre tos y tos, hasta el punto que tuve que volver corriendo a casa y esperar una hora a que hubiera terminado de precipitar el fumigado de los días anteriores. Estaría bien que, para que los integrantes de la coalición entiendan por qué Carmen París no puede apoyar esta iniciativa, les enviárais esta carta.
Espero que me comprendáis y disculpéis.
Abrazo cordial de,
Carmen París
viernes, 1 de octubre de 2010
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